Las llaves del coche, el móvil, un pez fugu por si entra hambre o ganas de suicidarse (que para ambas cosas sirve) y, ahora, nueva cosa imprescindible para la riñonera, la hoguera portátil.
Lo llevas como un llavero y cuando te apetece, le pegas un soplido y a disfrutar de su aspecto de leño incandescente.
Parece que no, pero es extremadamente útil. Por ejemplo: que a ella se le ocurre decir "Cariño, vámonos de fin de semana a una casita rural romántica sin tele para hacer el amor junto al fuego".
NO HAY PROBLEMA.
Gracias a Firewood, él podrá decir "Tranqui, que ya sacaré el mechero-chimenea mientras te echo un polvete en el descanso del partido". Con un soplido, se enciende.
Repetimos... no hay más. Soplas y se pone rojo como si estuviera ardiendo. Para casos muy extremos, existe incluso la versión "maxi", o sea, con la hoguera completa. En este vídeo viene una demo con personajes a medio camino entre el Proferor Miyagi de Karate Kid y el Imperio de los Sentidos. Yo creo que va a ser el regalo de las próximas Navidades.
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