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Sexo en ayunas

El otro día ojeaba la revista Tu bebé del mes de mayo (2012), con la tranquilidad del que ojea una revista llena de caritas rechonchas y culetes rosas… cuando de repente me asaltó esta página. Está dentro de un reportaje con consejos para aquellas parejas que no se embarazan.

El último consejo de la revista, que además sale recuadrado, para que se lea bien… es ayunar ¡¡¡CUATRO DÍAS!!! O sea, que después de estar cuatro días sin darle a la manduca, tienes que cumplir con tu chica a lo grande.

Imagino que el casting de redactores de la revista Tu Bebé lo habrán hecho directamente en La Legión. A los no-legionarios, para que se les ponga algo duro después de cuatro días de ayuno, hay que meterlo directamente en escayola y esperar a que fragüe.

Parafraseando a Shakespeare (esto es un blog de calidad, aquí no parafraseamos a cualquiera), Dios libre a aquel hombre que se interponga entre una mujer y sus deseos de ser madre. La perpetuación de la especie es un tema muy delicado y sensible. Si tu compañera te dice que ayunes, pues ayunas. Eso sí, con el ayuno se inicia un proceso cerebral paralelo. De “ayuno” pasamos a “ayunas-ganas-de-matar”, consistente en maquinar maneras de asesinar a los que descubrieron las ventajas del ayuno en la procreación y a la madre que los parió a todos.

Pero tranquilos, si vuestra pareja os obliga a ayunar, no os preocupéis. La revista Tu Bebé tiene la solución: vigilar las sales minerales.
- “Cariño… no puedo más, tengo tanta hambre que me haría un consomé con el moño de tu madre…
- Vaaaale, pesado, toma el salero y chúpale la tapa”

¡Qué bonito es ayunar en pareja! Si encima le añades que lo ideal es salir del ayuno una semana antes de la ovulación (Tu Bebé dixit)… ya es el no va más del romanticismo. Vamos, que como se lea esto Alex Ubago te hace directamente un recopilatorio.

Al mes siguiente cuando escuches “súbete el Tu Bebé cuando traigas el pan”, te inventas que una epidemia de peste bubónica ha esquilmado a los quiosqueros de todo el país. Y luego nos extrañamos de que no se vendan revistas.

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